Los espacios del "Primero Sueño" de Sor Juana Inés de la Cruz

Este estudio analiza la relación entre arquitectura y espiritualidad en la medida que se recorren los espacios sagrados a los que sor Juana tuvo acceso: templos o representaciones indígenas circunscritos al poder colonizador (Tonantzin y la Virgen de Guadalupe), las órdenes religiosas, el espacio conventual y el cuerpo mismo.
El análisis del Primero sueño se concentra en la corporeidad del yo lírico. Se afirma que el género sexual es de suma relevancia, pues a lo largo del texto -y no sólo en el último verso- existen connotaciones religiosas que apuntan a una identificación del cuerpo del texto poético con el de la luna, la Virgen y la Iglesia. Es decir que el cuerpo en sí se revela como un espacio sagrado, un aula pudores habitado por el elemento virgen, el cual también está presente entre las diversas digresiones.
La producción corporal del cuerpo femenino, específicamente la leche y la menstruación aluden a una escritura alegórica que se puede rastrear en los textos de las místicas medievales. Se creía que la sangre de la menstruación alimentaba al feto y que luego se convertía en leche. Sor Juana, por medio de diferentes paradigmas, juega al cambio cromático de rojo a blanco y hace de la representación corporal una simbiosis de Cristo y la Virgen. La menstruación, como plétora, apunta a la purgación del estado humano. Se intenta no solamente un viaje epistemológico, sino que además se logra la identificación con la instancia divina. La producción poética es equivalente a la corporal. De la misma manera que el sujeto que escribe crea el texto, así el cuerpo produce y da a luz al logos. El embrión será visión y creación.
La loa al Divino Narciso considera el debate entre los iconoclastas y los defensores de las imágenes divinas. San Juan Damasceno criticaba la literalidad para interpretar las escrituras y afirmaba la imposibilidad de contemplar a Dios sin la ayuda representativa de los iconos. La loa permite una lectura del poema donde las digresiones, paradigmas del cuerpo en cuestión, constituyen elementos iconográficos que hacen del texto poético la escritura de lo irrepresentable.