En "La piedra alada", José Watanabe celebra a la piedra como sujeto de diálogo y de intercambio. las piedras dejan de ser ajenas y cerradas para entregarle al poeta metáforas sobrias, y éste guarda su memoria en ellas, en su interior sensible, o escucha lo que sueñan ser: madre, cráneo, ave. "Las aguas termales afloran entre bocanadas de vapor blanco y denso. Cuando se disipa deja ver las piedras que rodean la fuente, caprichosas formas erosionadas por el agua hirviente que sólo se muestran un instante, y luego como un grupo de seres extraños vuelven a su territorio brumoso".

  • Editorial: PEISA
  • Paginas: 80
  • Edición: 2005
  • Idioma: Castellano
  • Peso: 130
  • Ancho: 12 mm
  • Largo: 19 mm
  • Encuadernación: Papel
  • ISBN 9789972403606

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