María Rosa Lojo nació en Buenos Aires, igual que Leonor Beuter. La primera en 1954, la segunda en 1983. Madre e hija. Es evidente que circula una corriente especial entre ambas. Pero sobre todo se trata de dos sensibilidades complementarias que, desde lenguajes y técnicas diferentes (el texto y la plástica), construyen una historia realmente singular (sin-igual).

En El libro de las Siniguales y el único Sinigual, inspirado en parte en los territorios de la Galicia mágica (antiguo Final de la Tierra en los textos clásicos), con una prosa exquisita, aderezada de humor y realzada por la originalidad de las ilustraciones, se nos cuenta la historia de unos seres únicos: las Siniguales, seres de viento que necesitan bastón para sostenerse, con largas melenas blancas que utilizan para volar. Por donde pasan queda una estela perdurable.

Isolina, una niña de Fisterra, las vio en una ocasión. Pero enseguida desaparecieron. Sin embargo, quedó tan impresionada que se lanzó a buscarlas a lo largo y ancho de la Tierra. Ya anciana, continúa buscándolas. Vive en una ciudad del alfoz de Buenos Aires, y no sabe que las tiene en el antiguo costurero de su madre, que casi nunca abre. Están allí. No son hadas. Ni brujas. No se parecen a ninguna otra criatura viviente. Adoran las flores, como los colibríes. Tampoco se sabe dónde tienen los ojos. Y no son domesticables. Aunque viven en las casas de los humanos, pasan inadvertidas, alimentándose de los olores, durmiendo en el costurero, entre hilos y recortes.

Entre ellas vive el ser más solitario. El único de género masculino: el Sinigual. Las Siniguales sobrevivieron a todas las catástrofes de la Humanidad. Resistieron incluso a la especie más terrible, que es la especie humana. Detrás de toda historia hay siempre una ocasión para pensar.

  • Editorial: MAR MAIOR
  • Paginas: 56
  • Edición: 2016
  • Idioma: -1
  • Peso: 106
  • Encuadernación: Tapa dura
  • ISBN 9788498656732

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