Introduccion


La editorial Topía presentará en el mes de setiembre el primer tomo del libro Las huellas de la memoria. Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los ’60 y ’70. Primera parte (1957-1969), 410 páginas.

Según sus autores el inicio de esta investigación comenzó “un frío sábado del invierno de 1997 donde nos encontramos en el emblemático Café de San Juan y Boedo. Nos aunaban pasiones que compartíamos en el trabajo que realizamos en la revista Topía: el psicoanálisis, la práctica clínica, la actualidad de nuestra cultura, la necesidad de los grandes relatos, la importancia de los proyectos colectivos y su historia olvidada. Entonces tenía plena vigencia un nuevo individualismo y el supuesto ‘fin de la historia’. También dentro del psicoanálisis y la Salud Mental. Esa ilusión de progreso estaba plasmada en la imaginaria entrada en el primer mundo. El pasado parecía ser un desaparecido más.

En este sentido comenzamos a organizar un proyecto para contribuir a la aparición de una época fructífera del Psicoanálisis y la Salud Mental, como fueron las décadas de los ’60 y ’70. Un tiempo de construcciones, contradicciones y luchas que organizó nuestro campo tal como lo conocemos hoy. Un tiempo de encuentros y desencuentros. Un tiempo de pasiones alegres y de pasiones tristes. Por ello consideramos importante que este libro lo escribiéramos dos autores de distintas generaciones. Partiendo de una ideología que compartimos, los veinte años que nos separan permitieron reflexionar sobre las diferentes maneras en que el pasado nos atravesaba en la actualidad. Por estas razones, este no es un libro académico, sino político, que rescata la memoria de esos tiempos.

En este camino realizamos una larga serie de entrevistas con más de treinta protagonistas de la época conjuntamente con una exhaustiva revisión bibliográfica y documental cuyo resultado fue este texto”.

A manera de adelanto publicamos su introducción.

Si en tu corazón fui alguien, afronta el mundo áspero para contar mi historia.

W. Shakespeare

Pero la historia no se puede escribir sin preguntar

H. G. Oesterheld

Este libro abarca un período de grandes transformaciones mundiales. Fue una época en la cual se organizó el campo de la Salud Mental en nuestro país, tal como lo conocemos en la actualidad. Recorrer las múltiples circunstancias de su desarrollo nos lleva a la necesidad de dar cuenta de un imaginario social y político que atravesó todas las polémicas y experiencias de ese encuentro fundante que se produjo entre el psicoanálisis y la Salud Mental. Éste fue un producto de toda una época.

En este sentido podemos decir que en los ‘60 predominaba el mito del héroe colectivo. Eran tiempos en que se trabajaba para construir una esperanza. La modernidad estaba en su máxima expresión. Esto implicaba la idea de que era posible cambiar el mundo tanto a nivel individual como social. Si bien para algunos se seguiría un progreso lineal de desarrollo, para otros era necesario y posible realizar una transformación del conjunto de las relaciones sociales, políticas y económicas. Sin embargo, en ambos significaba que se avanzaba hacia un progreso que llegaría inevitablemente.

La modernidad de los ‘60 arribó a la Argentina para transformar un imaginario social y simbólico tradicional. Aunque los sectores sociales que participaron no fueron la mayoría de la población, expresaban las ideas, fantasías y deseos de la época cuya significación producía transformaciones en la subjetividad. Mientras el país se debatía entre dictaduras militares y gobiernos civiles poco representativos, la rebeldía creativa encontraba diferentes formas de expresión para dar cuenta de las necesidades de ese momento histórico.

La subjetividad de esta época la podemos representar con el mito de Sísifo. Fue Albert Camus quien analizó el mito de Sísifo para destacar cómo lo absurdo y la dicha son inseparables y forman parte de la condición humana. Los dioses habían condenado a Sísifo a rodar para siempre una roca hasta la cima de una montaña desde donde volvía a caer por su propio peso. Habían pensado que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. Se le reprochaba a Sísifo haber revelado los secretos de los dioses. También haber encadenado a la Muerte y querer disfrutar de los placeres de la Tierra. Es por ello que su desprecio a los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio. Si este mito es trágico, lo es porque Sísifo tiene conciencia. De esta manera lo que debería constituir su tormento es al mismo tiempo su victoria. El mito nos enseña que no todo ha sido agotado. El destino es un asunto humano que debe ser arreglado entre humanos. La alegría silenciosa de Sísifo es porque su destino le pertenece. Lo importante es el esfuerzo por llegar a la cima. Lo importante es la lucha. En esa lucha vence a los dioses. Escribe Camus "... Así, persuadido del origen enteramente humano de todo lo humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando... Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. Él también juzga que todo está bien. Este universo en adelante sin amo no le parece estéril ni fútil." En este camino absurdo Sísifo puede encontrar la dicha de comprobar que es posible construir un mundo sin dioses donde lo que importa es la pasión por la vida.

Sin embargo este imaginario social y simbólico que predominaba en los ‘60 debía encontrarse con el héroe colectivo. Era posible levantar la roca en grupo.

Una historieta publicada en nuestro país durante esos años refleja magistralmente esta creencia y esta pasión. En 1957 apareció en fascículos semanales El Eternauta escrito por H. G. Oesterheld y dibujado por Solano López. Su historia refería a un grupo que enfrenta en Buenos Aires una invasión extraterrestre. Ésta comenzaba con una especie de nieve fosforescente que mataba a todos lo seres vivientes. Si la nieve no tocaba, no mataba. Por eso sobrevivieron un pequeño grupo y otros pocos más. La invasión era llevada a cabo por sometidos. Los amos eran los “Ellos” que durante toda la historia no se veían. Estos eran seres irrepresentables y, por lo tanto, representantes del odio universal. En Oesterheld el Eros está significado por un sentimiento de solidaridad universal donde el héroe verdadero es un héroe colectivo, el grupo humano. El héroe grupal permitía avanzar para construir la esperanza. Es en este imaginario social y simbólico donde la cultura se constituia en un espacio-soporte de la muerte como pulsión que permitía los necesarios lazos sociales para vivir en comunidad.

Sin embargo, la inestabilidad política era una constante. Los diferentes gobiernos elegidos democráticamente eran desalojados al poco tiempo por dictadur

  • Editorial: TOPÍA
  • Idioma: Castellano
  • Peso: 50
  • Encuadernación: Papel
  • ISBN 9789871185023

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