Hoy estamos inmersos en una modernidad extremamente dinámica, en un permanente tiempo de tránsito. Este movimiento acelerado, pero romo en lo concerniente a la propuesta de alternativas, que ha anegado todas las circunstancias vitales, rige también para nuestra contemporaneidad, con un cambio semántico que de continuo deja atrás y sin resuello a los instrumentos lingüísticos. Incluso hay una tendencia a separar como períodos autónomos la Modernidad clásica de la tardía y hasta se multiplican las épocas y se habla de la era de la información, nuclear, digital, …, espigándose determinados acontecimientos como cesuras o hitos históricos. Una buena parte de nuestro patrimonio lingüístico (los conceptos fundamentales de nuestro presente) no queda consignado en los diccionarios histórico-conceptuales canónicos. Si para éstos eran importantes los singulares colectivos terminados en –ismo, ahora aparecen, además, otros sufijos con connotaciones procesuales: digitalización, globalización, modernización,… Progreso, revolución e historia eran conceptos emblemáticos ahora arrollados y fagocitados por el de innovación. La hiperinflación del prefijo pos- (pospolítica, posdemocracia, poshistoria, posfactismo,,,,) delata la tecnificación de la res publica.
- Editorial: PRE-TEXTOS
- Paginas:
184
- Edición:
2020
- Peso:
300
- Ancho:
15 mm
- Largo:
22 mm
- Encuadernación:
Tapa blanda
- ISBN
9788417830984