Gracias a los estudios etnográficos se conoce desde hace tiempo la existencia del consumo de plantas alucinógenas entre las comunidades indígenas del continente americano. La abundancia de sustancias como la coca, el yajé, el peyote, los hongos alucinógenos y el rapé en el Nuevo Mundo favoreció desde tiempos muy remotos el uso y tratamiento de distintas drogas, un consumo que todavía se documenta entre pueblos primitivos actuales. Ello ha permitido reunir una documentación considerable y entender el extraño comportamiento de algunas tribus precolombinas, que tanto sorprendió a los primeros europeos que llegaron al continente americano. Diversas referencias literarias aluden también al consumo de drogas en el Próximo Oriente antiguo y en el mundo grecolatino, entre las que destaca el célebre relato de Heródoto (IV 74-5) sobre el consumo de marihuana entre los escitas. Todas esas antiguas civilizaciones conocieron desde fechas muy tempranas las propiedades narcóticas, medicinales y alucinógenas de algunas drogas, como la adormidera y el opio.
El panorama de los estudios de este tipo en la Europa prerromana era hasta ahora bastante desolador. Basándose en los textos clásicos de la Antigüedad y en la evidencia paleobotánica y arqueológica, la autora traza un cuadro totalmente novedoso y sugerente acerca de la presencia, función y uso de plantas psicoactivas en la Prehistoria europea, así como su posible influencia –visiones, éxtasis, imágenes o trances– en la aparición de ciertas manifestaciones artísticas, como el arte esquemático o los petroglifos gallegos y canarios.

  • Editorial: EDICIONES BELLATERA
  • Paginas: 544
  • Idioma: Castellano
  • Peso: 594
  • Encuadernación: Papel
  • ISBN 9788472903234

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