Jorge Dubatti

La escritura ensayística de un teatrista siempre es orgánica con su producción artística. Para comprobarlo basta con revisar la obra de algunos de los creadores más diferentes del siglo XX: Shaw , Brecht , Artaud , Sartre, Beckett , Miller , Kantor ... encarnan poéticamente sus ideas en sus prácticas teatrales, y esas ideas reaparecen mutatis mutandis en sus ensayos. Es interesante observar la compleja transformación y diferencia discursiva que encierra ese vínculo. Las ideas se hacen presentes en uno y otro, pero en el ensayo se impone la referencia directa característica del discurso ordinario, porque más allá de su estatuto literario, el ensayo se vale -en términos de Ricoeur - de un uso descriptivo del lenguaje. A diferencia de las reglas que impone la metáfora en la ficción o la poesía, el ensayo articula sus contenidos expositivos, argumentativos y directivos contiguamente con el mundo de lo real. El lenguaje del ensayo no funda ni nombra ni describe un régimen referencial propio, no crea un mundo paralelo al mundo: habla directamente de nuestra esfera inmediata del ser y mantiene la pragmatización del lenguaje propia de la praxis cotidiana, su capacidad de operar sin intermediaciones sobre la realidad. La transformación es compleja porque nunca se podría sostener una identidad absoluta de las ideas en el teatro y en el ensayo. Hay esferas de representación y sentido que la ficción y la poesía conocen y revelan y resultan inaccesibles a los usos pragmáticos de la lengua. Por otra parte, muchas veces, un dramaturgo - Brecht es un buen ejemplo- hace cosas diferentes de las que dice . Por eso organicidad de ideas no es sinónimo de identidad de ideas, e implica en su dinámica múltiples facetas de tensiones en el contacto de una y otra práctica discursiva: superposiciones, complementariedades, divergencias, autonomía o disyunciones, pero integradas a ese todo variable y polimorfo -a la vez coherente y cohesivo en su multiplicidad- que es el universo de un creador.

Estas líneas introductorias vienen muy a cuenta en el caso de Eduardo Pavlovsky , porque la organicidad resulta ejemplar en el vínculo entre su teatro y su ensayística. La lectura de sus artículos y pensamientos ilumina claves centrales de su escritura dramática y de su manera de estar en el mundo, de pensarlo y transformarlo. Y esto no es poco, ya que Pavlovsky es un artista excepcional y un intelectual político entre los más brillantes con que cuenta el país hoy.

  • Editorial: TOPÍA
  • Paginas: 117
  • Idioma: Castellano
  • Peso: 167
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN 9789871185139

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