El tema de la esclavitud, y sobre todo, de la esclavitud negra es algo anecdótico en la historiografía española, aun cuando fue un hecho sociológico de especial relevancia. Aunque este fenómeno se dio con profusión en la Península, sin embargo son muy pocos los trabajos que se han hecho sobre el particular, lo mismo que tampoco abundan los estudios realizados por autores españoles sobre la esclavitud en América.
Pero aun dentro de la bibliografía general sobre la esclavitud y el tráfico de esclavos, al siglo XVI sólo se le ha considerado como el periodo en el que se introdujeron ambos fenómenos, sin que se haya dado hasta la fecha una visión de conjunto sobre los mismos. Esta obra pretende, precisamente, llenar esta laguna y poner de relieve los diversos aspectos en los que se vio implicada la persona del negroafricano, tanto en su vida particular como social.
En esta segunda vertiente hay que insistir en el protagonismo que tuvo el esclavo en la colonización de las nuevas tierras, sobre todo cuando la población autóctona disminuyó de forma alarmante. Entonces se recurrió a él de forma más apremiante y, ante la insistente petición de los colonos españoles, la Corona tuvo que arbitrar diversos modos de importación de negros, que fueron introducidos en todas la regiones exploradas. Al final de este siglo, el negroafricano es un componente más de la sociedad indiana y sus prestaciones son necesarias y, a veces, insustituibles en la realización de muchas tareas inherentes a la puesta en valor del continente.
