La relación entre el epicureísmo y la visión conflictiva del mundo que presenta la 'Tragicomedia de Calisto y Melibea' ha sido señalada de forma intermitente a lo largo del tiempo por algunos críticos, como Menéndez pelayo, R. Lapesa o A. Alcalá. Este trabajo se ocupoa de indagar las características de lo que se entiende por epicureísmo en el siglo XV y los cauces por los que se pudo propagar y llegar a influior en la 'Tragicomedia'. Para ello recurre a los únicos testimonios conservados: los textos que combaten las ideas materialistas o escépticas. Desconocemos hasta qué punto la afinidad de Rojas con tales ideas está relacionada con su condición de converso. Aquí se analiza si la concepción del mundo sustentada en el desorden, uno de los rasgos más peculiares de la Tragicomedia, es solidaria de su formación académica. A partir de la premisa de que los abogados se ocupan de las contiendas y litigios que se generan en el seno de la sociedad, el estudio de algunas ideas ético-jurídicas comunes en la época lleva a la conclusión de que el desorden social y el pesimismo acerca de la condición humana, presentes en el texto, reflejan el punto de vista del profesional del derecho. Las ideas del epicureísmo, tal como se entendía en la época, y la formación jurídica se complementan: el macrocosmos gobernado por el desorden y la sinrazón proporciona un marco conceptual coherente con los conflictos desarrollados en la trama, mediatizados por la mirada de un jurista. Desde esta perspectiva adquieren nuevos matices otros aspectos polémicos de la obra como la concepción del tiempo y el alcance de su didactismo.
