La ironía corresponde a la divina virtud de la justicia. Puede representársela como un juez que desde lo alto examina el caso, comprueba una contradicción y dicta la sentencia. El juez no se ve afectado por los crímenes que juzga. No es parte en el juicio. Sólo por eso puede ser imparcial y justo. El humor, en cambio, corresponde a la virtud humana de la humildad. El humorista se confiesa descaradamente, a veces hasta el cinismo, preso en las contradicciones de la existencia. Siempre está implicado, siempre es parte en el proceso. Pero como no hay sino partes, el Juicio se deja a una instancia superior, de la que sólo conocemos el mandamiento de no juzgar. Sergio Cueto
- Editorial: BEATRIZ VITERBO
- Paginas:
128
- Idioma:
Castellano
- Peso:
178
- Encuadernación:
Papel
- ISBN
9789508452184