DJ de fin de siglo, Daniel Durand mixtura las voces de otros poetas de diferentes estilos (desde el barroco más barroco hasta la poesía inglesa conceptual sobre la que ironiza) y logra que ninguna pese demasiado. Por el contrario, estas voces se realzan engarzadas por un zurcido invisible. En Durand, como en Gombrowicz, la belleza no se encuentra en la clase alta, sino en la inmadurez, en la juventud, entre esos desclasados que le prestan su voz y de los que él saca palabras típicas. Hay algo atávico en estos versos, se escucha en ellos la voz que dictó los grandes poemas de todas las épocas, la que le murmuró al viejo Yeats "su mosca de largas zancas". Leed a Durand, muchachos y muchachas de mi patria. Y si alguna vez se cruzan por la calle con quien escribe estas líneas, les pediría –como sugiere Gombrowicz en el prólogo a Ferdydurke- que si les gustó se toquen, al verme, su oreja derecha. Y que hagan lo mismo con la izquierda si no les gustó. Reservensé la nariz por si su juicio está en el medio. Nos comprenderemos en silencio.

  • Editorial: MANSALVA
  • Paginas: 128
  • Idioma: Castellano
  • Peso: 178
  • Encuadernación: Papel
  • ISBN 9789872314500

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