En la tesis del estadio del espejo se puede reconocer que existe un cruzamiento entre lo observado por Wallon –la importancia de la imagen del cuerpo y del reconocimiento, por parte del niño, de que le pertenece– y lo teorizado por Freud, es decir, la invención del narcisismo, término que no se encuentra en el autor de Los orígenes del carácter en el niño.
En varias oportunidades Lacan presentó el estadio del espejo como una balayette (escobilla) gracias a la cual se produjo su entrada en el psicoanálisis. Una escobilla puede usarse para limpiar las cloacas o alcantarillas, pero en un sentido familiar es también un puntapié a nivel del tobillo o de la tibia con el objetivo de hacer caer a alguien. Ambas acepciones nos llevan a pensar la teoría del estadio del espejo como una limpieza de la escoria de la teoría psicoanalítica y como una pretensión de hacer trastabillar los prejuicios que llevaron a transformar y desviar la doctrina freudiana para convertirla en una “teología de la libre empresa”. En efecto, la asunción subjetiva de la imago no es el resultado de un devenir que permita acceder al conocimiento del ser sino que se trata de un acto instituyente del yo que implica no una posesión sino un desconocimiento.

  • Editorial: LAZOS
  • Paginas: 336
  • Edición: 2019
  • Idioma: Castellano
  • Peso: 450
  • Encuadernación: Rústica
  • ISBN 9789874581518

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