Un decálogo del buen lector de poesía debería contemplar la devoción a su
objeto: revelación, memoria y olvido, sendero sin destino, campo sin horizonte,
voz irreductible a toda emisión, incluso al énfasis del aturdimiento como última
expresión del silencio, la luz o la bruma. Pero un lector de poesía vale lo que un
decálogo, cuando se empeña en no renunciar al supuesto lugar que le cabe.
Sin pretender enunciarlo, Perlas, de Karina Lerman, nos habla de todo esto y
de mucho más (solo que con mucho menos): y lo hace desde ese frenesí que
reposa en el lecho de la más profunda religiosidad en sus diversas tradiciones.
Perlas es, ante todo, la partitura –y aquí su rubato místico– de una sinfonía de
amor con pasajes de una eroticidad bien temperada. Un ritmo, un tono y la eficaz
escansión del verso junto a una constelación –constatación de una metafísica
mallarmeana– detonada por una música que es a la palabra, lo que la luz a las
estrellas.
Una voz clara, por momentos oracular, y la elección de un tema que se
autointerroga y se constituye a partir de una serie de tópicos de la mística judía, la
cultura y la lengua hebreas; y el idish, según Isaac Bashevis Singer, “lengua de
mártires y santos, de soñadores y cabalistas”. Recondita armonia di bellezze
diverse que arrastra e invoca, en su fluencia, una segunda persona a través de la
cual el amor pareciera encarnar en la intensidad del silencio que lo nombra. He
aquí la clave de toda iniciación, de todo conocimiento. Y también, de toda
escritura: Acaso escribir sea una hendidura es-tallada. El verbo, la creación, el
amor. Y la mujer: búsqueda y encuentro de una escena originaria, sagrada, que
aún no ha sido escrita.
Luis Bacigalupo
- Editorial:
- Paginas:
96
- Edición:
2022
- Idioma:
Castellano
- Peso:
300
- Ancho:
15 mm
- Largo:
22 mm
- Encuadernación:
Papel
- ISBN
9789874754455